Aunque el indigenismo de los años 20, terminó hace un buen rato, el debate en torno a los D.L 1015 y 1073, han encendido nuevamente el tema de la situación histórica de los pueblos nativos. Son 65 étnias en proceso de protesta frente a la verticalidad e intolerancia gubernamental. Lo admirable más allá de vivir en la entrañas de la selva, es su capacidad organizacional y de movilidad social. Bastaron pocos días para aglutinarse en función del Sr. Pizango, y pocos días para ubicarse en los sitios estratégicos. El gobierno por su parte sostiene que la presencia de los indígenas y de su comportamiento colectivo, es una manipulación de algún partido político, que quiere capitalizar en cierta forma, un colchón electoral de cara al proceso electoral del 2011. Bajo la solapada tesis gubernamental de un crecimiento prodigioso y de un apalancamiento de la inversión como motor de la economía, los decretos legislativo 1015 y 1073, abren el camino para la flexibilización en la venta de las tierras comunales de indígenas selváticos. Ya no son los 2/3 de los comunitarios quienes deciden la venta, sino simplemente la mitad de los asistentes. Esto ha irritado a los indígenas, por que sienten que el gobierno pretende quitarles sus tierras y expropiarlas para dárselos a los inversionistas extranjeros. Claro está que además sienten en sus propios fueros una ausencia permanente del estado. Para nadie es un secreto que la pobreza, la falta de inversión social, la carencia de una inversión educativa y de salud, se encuentran en la parte oriental del Perú. La falta de conectividad en el país, ubica a las etnias selváticas en una posición desfavorable frente a la modernidad globalizadora y por lo tanto con menos beneficios estatales. Entonces normar en función de sus tierras, lo toman como un despropósito y un reto a sus costumbres ancestrales.
lunes, 25 de agosto de 2008
D.L 1015 Y 1073: SELVA CONTRA ESTADO
SOCIOLOGÍA
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