Está todavía entre nuestros recuerdos, producto de la violencia política de los años 80, los constantes apagones y cortes de luz. Era casi una cuestión doméstica observar como en los hogares de la capital y del interior del país, eran alumbrados por una tenue luz de velas y cirios. El cuadro patético adquiría mayor peso específico entre las provincias de zonas rurales. Torres voladas, hidroeléctricas a merced del terrorismo, gerentes de estas compañías asesinados, una ausencia permanente del estado y una falta de previsión en las políticas energéticas. El panorama pudo recomponerse en la medida de la ola privatizadora de los años 90. Muchas empresas estatales, pasaron a la administración privada y con ella obviamente a una nueva escala tarifaría. La energía tuvo que subir de precio, debido fundamentalmente a los muy altos costos operativos de las hidroeléctricas. Las inversiones en este rubro, todavía no alcanzan el potencial necesario, para mantener sin sobresaltos energéticos, a un país como el Perú. Esto tiene que ver sin lugar a dudas con un cambio en la perspectiva del consumo de energía. Se habla de la sustitución de la electricidad por el consumo de nuevas fuentes energéticas como la eólica, solar y nuclear. Es en realidad una tendencia mundial. Los expertos hablan de un agotamiento de los recursos, por una mayor demanda de empresas y de sociedades emergentes (China e India).
En el caso peruano, la demanda energética (28.2%) está superando a la oferta de la misma (9.4%). Debido a que en los últimos años, no se han presentado nuevos proyectos hidroeléctricos. También a la ausencia de lluvias en la sierra. Pero lo lamentable es que el estado al parecer no cuenta con una planificación de largo plazo en materia energética. El gas natural como materia prima de la producción de electricidad, en estos momentos resulta no muy atractivo para los inversores privados. ¿Que cantidad de energía necesitaremos para el 2050? ¿Cuántos seremos para el 2050 y cuanto consumiremos cada uno? Son interrogantes cuyas respuestas se darían fácilmente teniendo una previsión de largo plazo y de una planificación estratégica. Se habla que en los próximos meses, la tarifa eléctrica subiría en 2%.
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