lunes, 13 de abril de 2009

FUJIMORI Y LOS MITOS

Política


En el presente artículo, es mi motivo personal, no escudriñar jurídicamente la sentencia a Alberto Fujimori, por una sencilla y llana verdad, no soy jurisconsulto. En principio me abocaré a destruir varios mitos e intentaré esbozar un detallado análisis político y sus implicancias en el espectro político nacional, así como algunas apreciaciones que rayan con lo anecdótico.


Primer mito derrumbado: Fujimori no conocía nada del grupo Colina. Alberto Fujimori, si conocía de los trabajos sucios del grupo Colina. Eso no cabe la menor duda. Conocía y financiaba al referido grupo paramilitar.

Segundo mito derrumbado: Los estudiantes y el profesor eran terroristas. Los estudiantes y el profesor de la Cantuta, no eran pues individuos sediciosos, como tampoco eran activistas de Sendero Luminoso.

Tercer mito derrumbado: Los muertos en Barrios Altos estaban vinculados a Sendero Luminoso. Los asesinados en Barrios Altos, no eran personas vinculadas directamente a grupos terroristas. Solo eran invitados a una de esas polladas que se estila en el Perú.

Cuarto mito derrumbado: Los jueces pueden declarar a Fujimori inocente, por presión colectiva de sus seguidores y partidarios y por una prebenda pecuniaria. Que los magistrados de la sala especial, dadas las condiciones de megajuicio publicitado y de atención colectiva, podían venderse y declarar a Alberto Fujimori inocente. La sentencia a 25 años de Alberto Fujimori, echa por tierra todas las suspicacias posibles.

Quinto mito derrumbado: Que los delitos de lesa humanidad tienen impunidad. Desde que Augusto Pinochet, dictador Chileno fue declarado culpable por los delitos de lesa humanidad, los tribunales internacionales cuentan ahora con antecedentes que pueden incluir en futuras sentencias, sobre todo cuando se judicialize latrocinios de los canallas dictadores.

No se en realidad, lo que ustedes piensen, pero yo percibí, que la última defensa hecha por Alberto Fujimori, acabó por hundirlo más. Un monólogo inconsistente y frágil, pero también contradictorio. El solo hecho de mostrarse ser jefe de
la política antiterrorista y pacificador redundante, lo convirtió en pieza clave y a la vez culpable en todo el sentido de la palabra. Un Alberto Fujimori, que no dio cara a los magistrados durante la sentencia, fue un mensaje claro a sus seguidores de que el chino no se rinde y sigue siendo el jefe. Aunque después de esta piedra en el camino, no le ha quedado otra estrategia que cederle la posta política a su hija Keiko. Para ser más claros, la sentencia de 25 años a Fujimori, ha sido a la vez un argumento valido, para victimizarlo y cohesionar al movimiento. La movilización de las huestes fujimoristas en las calles, sirvió para aglutinarlos y emprender políticamente de cara a las elecciones del 2011. Lo que si es una verdad incuestionable, es que el Fujimorismo está vivito y coleando. La planificación política en el Perú, debe tener en cuenta que a Fujimori pertenece un capital político importante y de seguro atractivo para sus potenciales aliados. La interrogante que me hago en voz alta es la siguiente: ¿Esta vez el APRA, apoyará a los Fujimoristas? ¿Qué grupo político quiere tener en sus fueros internos, como aliado a un movimiento que lidera un sentenciado a 25 años?

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