POLÍTICA
En pleno siglo XXI y cuando nos habíamos desmemoriado de la historia formal, sale hoy al frente una declaración de guerra no precisamente santa, entre dos especimenes de la misma curia. Expreso aquí una desmemoria de la historia formal al hecho de la guerra de las cruzadas, batallas entre el Cristianismo y el Islam, por la hegemonía de la fe y por las motivaciones de índole económico. Y cuando esperábamos todos los peruanos un mayor compromiso de la iglesia peruana con los pobres, el cardenal Cipriani y el monseñor Bambaren, salían a ventilar una vieja disputa entre dos sectores bien marcados dentro del clero nacional. Desvirtuando la verdadera misión evangelista de una institución social como la iglesia.
Entonces, ha estas alturas se entiende con mayor claridad la resistencia de la alta jerarquía católica, en los años 60 a la “Teología de la Liberación” del padre G. Gutiérrez. La acusaron de una retorcida perspectiva marxista a la verdadera reinterpretación del evangelio católico. Hoy acusan a los conservadores como Cipriani y al OPUS DEI de una cercanía íntima con la derecha y la oligarquía nacional.
Aunque en las palabras del cardenal Cipriani cargada de mensaje político en sus habituales misas, lo que sorprende es su habilidad para congeniarse con el poder político, y con un sector económico a ultranza fundamentalista. La guerra de las sotanas en el Perú, enfrenta un fiel reflejo de la crisis de la iglesia católica a nivel mundial. No es una casualidad el ascenso del islamismo y el evangelismo en el mundo y sobre todo en Europa. También no podemos dejar de pasar la convivencia en el antiguo régimen de la curia romana (Iglesia católica) con la monarquía y la nobleza.
Llegamos dialécticamente a la síntesis inicial, el problema al interior de la iglesia peruana, es una suerte de batalla permanente entre la derecha y la izquierda.
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