“No hay más razón que el odio, es un sentimiento característico de la especie humana”
Para muchos historiadores, la historia es la novela de la vida, la sumatoria de las intrigas y de las pasiones, traiciones y el apetito desmedido por el poder. Desde la Grecia antigua hasta la imperial Roma. Desde los imperios Austros-Húngaros hasta la majestuosa Inglaterra victoriana, el mundo ha sido un teatro de bajas pasiones y entonados amores. Lo que sorprende en alguna medida, es la comprobación que casi todos los imperios modernos y premodernos sufrieron en muchas ocasiones, el desprecio generalizado del mundo. Por sus actuaciones grotescas en las guerras, en el afán sin limites de mayor expansión. En sus actividades políticas y en las conquistas, que por lo general resultaron en batallas abusivas y execrables.
Si bien es cierto, parte de este odio acumulado, se dieron por motivaciones políticas, en la práctica las consecuencias fueron evidentes. Matanzas, holocaustos, exterminios sin compasión. Detrás del odio, hacia un imperio estaba la ideología opuesta. El imperialismo de los colonizadores acusados por los izquierdistas, era una forma elegante de un odio y antagonismo. Los liberales y los comunistas, uno al frente del otro, argumentaron que más que una diferencia de ideas, había un afán de destrucción vital y un odio casi insalvables.
En el siglo XXI, los llamados nuevos imperios como los EE.UU, no son exceptuados de la categoría de países abusivos, y tampoco del rechazo y odio casi visceral de muchas organizaciones mundiales civiles y políticas. Existe un profundo resquemor en el mundo entero. Además de una solidaridad con las victimas de los atropellos y aberraciones infrahumanas. Bush y su política debe ser sin lugar a dudas el personaje más odiado del mundo, y por lo tanto arrastra al odio del mundo a todo lo que signifique americanismo.
Solo el 11-S causó en la comunidad internacional una fraternidad descomunal. Debido fundamentalmente al mensaje mediático de los EE.UU, que publicitaba al mundo que los atentados eran producto de sus intenciones de consolidar el orden democrático y garantizar el beneficio del planeta en materia económica y política. Ahora bien los fundamentos de la censura de los opositores al gobierno republicano, pasan por considerar que los EE.UU tienen muchos hechos en su haber, como para considerárseles por ejemplo responsables de: La injusta invasión a IRAK, el deterioro del comercio mundial, con sus aberrantes disposiciones de subsidiar su producción, las bases militares en Guantánamo, la no firma del tratado de Kyoto, la acción militar y diplomática dura como parte de su política exterior, en fin. Los odiadores imprescindibles de los EE.UU, no están afuera, sino por el contrario, coexisten con un sistema que rechazan y niegan ortodoxamente. Las páginas de la historia tienen guardado para los bellacos, un espacio sucio y ruin.
Si bien es cierto, parte de este odio acumulado, se dieron por motivaciones políticas, en la práctica las consecuencias fueron evidentes. Matanzas, holocaustos, exterminios sin compasión. Detrás del odio, hacia un imperio estaba la ideología opuesta. El imperialismo de los colonizadores acusados por los izquierdistas, era una forma elegante de un odio y antagonismo. Los liberales y los comunistas, uno al frente del otro, argumentaron que más que una diferencia de ideas, había un afán de destrucción vital y un odio casi insalvables.
En el siglo XXI, los llamados nuevos imperios como los EE.UU, no son exceptuados de la categoría de países abusivos, y tampoco del rechazo y odio casi visceral de muchas organizaciones mundiales civiles y políticas. Existe un profundo resquemor en el mundo entero. Además de una solidaridad con las victimas de los atropellos y aberraciones infrahumanas. Bush y su política debe ser sin lugar a dudas el personaje más odiado del mundo, y por lo tanto arrastra al odio del mundo a todo lo que signifique americanismo.
Solo el 11-S causó en la comunidad internacional una fraternidad descomunal. Debido fundamentalmente al mensaje mediático de los EE.UU, que publicitaba al mundo que los atentados eran producto de sus intenciones de consolidar el orden democrático y garantizar el beneficio del planeta en materia económica y política. Ahora bien los fundamentos de la censura de los opositores al gobierno republicano, pasan por considerar que los EE.UU tienen muchos hechos en su haber, como para considerárseles por ejemplo responsables de: La injusta invasión a IRAK, el deterioro del comercio mundial, con sus aberrantes disposiciones de subsidiar su producción, las bases militares en Guantánamo, la no firma del tratado de Kyoto, la acción militar y diplomática dura como parte de su política exterior, en fin. Los odiadores imprescindibles de los EE.UU, no están afuera, sino por el contrario, coexisten con un sistema que rechazan y niegan ortodoxamente. Las páginas de la historia tienen guardado para los bellacos, un espacio sucio y ruin.
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