“Las campañas políticas no solamente sirven para llegar a tomar el poder, si no también para revivir muchos problemas inconclusos”
Inmediatamente después de los nefastos acontecimientos del 11 de septiembre, la comunidad mundial y sus tejidos de relaciones tienen otra brújula y por extensión otra dirección. El llamado síndrome del 11-S, causó un sentimiento de súbita inseguridad a la par de una sistemática vorágine de dación de leyes severas para contener el ingreso a los ciudadanos de otras latitudes (inmigrantes). Se sobreentiende que estas restricciones nacionales tenían un objetivo invariable: Rechazar por todos los medios posibles e inimaginables la entrada a los EE.UU de comunidades de culturas inmigrantes. Además impedir el ingreso de más ciudadanos de origen islámico.
En el fondo esta política anti-inmigratoria se extendió tanto que no logró discriminar ninguna solicitud de ingreso al país. Latinos, Árabes, Africanos, ahora eran vetados por la responsabilidad de un puñado de jóvenes fundamentalistas, cuyo valor más allá de la cobertura mediática de los medios de comunicación, eran el de haber develado la debilidad de los sistemas de seguridad, del país más poderoso del planeta (EE.UU)
En la otra vereda de enfrente, la inmensa fuerza de las redes de inmigrantes sin perder tiempo convocaron a una suerte de rosario de paros y manifestaciones, como un acto de presión política. Muchas de ellas son comunidades con una compleja organización y estructura política y por lo tanto atractiva para cualquier candidato. Muchos presidentes de los EE.UU llegaron a detentar el poder con el apoyo de la colectividad inmigrante.
En las actuales circunstancias y en este preciso momento, la comunidad Latina y sus problemas son parte de la agenda de los pre candidatos demócratas Clinton y Obama. El destino de los inmigrantes debe concebirse en el contexto del discurso político de campaña y por un sinceramiento posterior. Solo el tiempo hablará de las verdaderas intensiones de los dos principales candidatos. La construcción del muro de México es en buena medida la síntesis del pensamiento neoconservador del partido republicano.
A la agenda interna de cara a los comisios presidenciales de Noviembre, se tiene que adicionar indefectiblemente el tema de la inmigración, no sin antes mencionar que temas como: La reactivación económica, el repliegue de Irak, el fracaso de democratización en el medio oriente y la criticada política exterior de EE.UU, no dejan de ser importantes.
Más allá de los límites que exige el análisis, los inmigrantes latinos son de por si, la primera fuerza laboral en los EE.UU. El pilar sobre el cuál descansa la producción y el PBI Americano. Su participación y contribución en sectores como: La construcción, servicios y comercio, son de gran merito. Sectores en donde el Norteamericano promedio no quiere laborar. E igualmente son importantes como mano de obra sustituta, y elementos de contribución permanentes. En el caso de Europa, debido a su población que envejece a un ritmo acelerado, pueden ser una excelente oportunidad para empezar un repoblamiento. La inmigración es un tema sensible dentro o fuera de las campañas electorales.
Inmediatamente después de los nefastos acontecimientos del 11 de septiembre, la comunidad mundial y sus tejidos de relaciones tienen otra brújula y por extensión otra dirección. El llamado síndrome del 11-S, causó un sentimiento de súbita inseguridad a la par de una sistemática vorágine de dación de leyes severas para contener el ingreso a los ciudadanos de otras latitudes (inmigrantes). Se sobreentiende que estas restricciones nacionales tenían un objetivo invariable: Rechazar por todos los medios posibles e inimaginables la entrada a los EE.UU de comunidades de culturas inmigrantes. Además impedir el ingreso de más ciudadanos de origen islámico.
En el fondo esta política anti-inmigratoria se extendió tanto que no logró discriminar ninguna solicitud de ingreso al país. Latinos, Árabes, Africanos, ahora eran vetados por la responsabilidad de un puñado de jóvenes fundamentalistas, cuyo valor más allá de la cobertura mediática de los medios de comunicación, eran el de haber develado la debilidad de los sistemas de seguridad, del país más poderoso del planeta (EE.UU)
En la otra vereda de enfrente, la inmensa fuerza de las redes de inmigrantes sin perder tiempo convocaron a una suerte de rosario de paros y manifestaciones, como un acto de presión política. Muchas de ellas son comunidades con una compleja organización y estructura política y por lo tanto atractiva para cualquier candidato. Muchos presidentes de los EE.UU llegaron a detentar el poder con el apoyo de la colectividad inmigrante.
En las actuales circunstancias y en este preciso momento, la comunidad Latina y sus problemas son parte de la agenda de los pre candidatos demócratas Clinton y Obama. El destino de los inmigrantes debe concebirse en el contexto del discurso político de campaña y por un sinceramiento posterior. Solo el tiempo hablará de las verdaderas intensiones de los dos principales candidatos. La construcción del muro de México es en buena medida la síntesis del pensamiento neoconservador del partido republicano.
A la agenda interna de cara a los comisios presidenciales de Noviembre, se tiene que adicionar indefectiblemente el tema de la inmigración, no sin antes mencionar que temas como: La reactivación económica, el repliegue de Irak, el fracaso de democratización en el medio oriente y la criticada política exterior de EE.UU, no dejan de ser importantes.
Más allá de los límites que exige el análisis, los inmigrantes latinos son de por si, la primera fuerza laboral en los EE.UU. El pilar sobre el cuál descansa la producción y el PBI Americano. Su participación y contribución en sectores como: La construcción, servicios y comercio, son de gran merito. Sectores en donde el Norteamericano promedio no quiere laborar. E igualmente son importantes como mano de obra sustituta, y elementos de contribución permanentes. En el caso de Europa, debido a su población que envejece a un ritmo acelerado, pueden ser una excelente oportunidad para empezar un repoblamiento. La inmigración es un tema sensible dentro o fuera de las campañas electorales.
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